Tras haber considerado la idea el año pasado y haberla descartado ante la preocupación de la industria del automóvil, a partir de 2021 Francia incluirá un nuevo impuesto a los coches en función de su peso. Es una medida incluida en el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), y afectará tanto a los coches térmicos (de gasolina o diésel) como a los híbridos y eléctricos.
Según la ministra de Transición Ecológica, Barbara Pompili, esta penalización se justifica porque “desde 2010, el peso medio de los coches diésel ha aumentado de 7% y el de los coches con gasolina de 14%, o sea unos 100 kg por vehículo”. Para la prensa especializada, este nueva medida es en realidad un arma anti-SUV, destinada a parar el auge de estos coches de mayor tamaño, y por lo tanto más contaminantes.
El impuesto francés gravará 3000 euros por la compra de un Audi S6, o 1220 euros por un Tesla Model 3.
Concretamente, el texto defendido por Pompili prevé un impuesto de 15 euros por kilogramo en todos los modelos térmicos de más de 1800 kg. Así, una persona que compre un Audi S6 tendrá que pagar unos 3000€ de impuestos adicionales. La medida afecta también a los coches eléctricos, generalmente más pesados que los térmicos, aunque con un ligero descuento. Por ejemplo, quien compre un Tesla Model 3 Gran Autonomía (1.922 kg) pagará 1220€ anuales por exceso de peso.
Los grupos ecologistas franceses valoran positivamente esta medida aunque la ven insuficiente, dado que la propuesta inicial era de penalizar a los coches de más de 1400 kg. En Francia los ecologistas representan la tercera fuerza política del país, y el ejecutivo de Macron multiplica las señales hacia este electorado verde creciente.
Desde Z.A.P. aplaudimos la medida, y esperamos que haga ver a la ciudadanía que comprar un coche, y más uno grande, no le sale gratis al medio ambiente. Aplaudimos también que sea proporcional, de modo que gravará a las personas con mayor poder adquisitivo y que, por tanto, pueden adquirir coches mayores. En cualquier caso, si queremos alcanzar los objetivos climáticos de París, los gobiernos de Europa deben dar un paso más allá y revertir de una vez por todas el crecimiento del parque automovilístico de sus países. Para ello, una de las medidas a adoptar es limitar la publicidad, que asocia constantemente valores positivos irreales con los automóviles, incitando su compra y predisponiendo a la ciudadanía a una actitud favorable hacia ellos.