Cuando salimos del confinamiento la ciudad había cambiado. Las calles nos recordaban a esas películas en blanco y negro donde la gente pasea por cualquier lado, en cualquier dirección. No había humos ni ruido. No había coches.
Por un momento pensamos que la ciudadanía se daría cuenta de que la ciudad podría ser otra cosa. Solo hacía falta no usar el coche. Pero este es un gesto que debe hacerse en masa, si lo hacen unas pocas personas es inútil. Y pronto los automóviles volvieron a invadirlo todo.
Nos volvimos a preguntar: ¿por qué esa obsesión con ir en coche?
Miramos hacia arriba y lo descubrimos. Una valla publicitaria avisaba que tener un Opel Corsa es cool. La publicidad hace que las ventajas percibidas del coche sean superiores a sus desventajas reales. Parasita nuestras emociones y expectativas para sacarnos el euro del bolsillo, al tiempo que destruye el medio ambiente y perjudica nuestra salud.
De modo que, como ya ocurrió con el tabaco, nos hemos propuesto liberar a la ciudadanía de la publicidad de los coches. Por eso nació Z.A.P., Zero Automobile Publicity. Algunas definiciones de “zap” en inglés:
- Ataque rápido y contundente.
- Saltarse o borrar anuncios de la televisión, al cambiar de canal o adelantar la reproducción.
- Cualquier método de activismo político, generalmente de naturaleza disruptiva.
Nuestro objetivo es eliminar la publicidad de los coches en Europa para poder avanzar sin trabas hacia un modelo de transporte sostenible. Nuestra inspiración es el culture jamming y el subvertising. Nuestro guía espiritual es B.U.G.A. U.P., un colectivo que durante los 80 secuestró las vallas publicitarias de tabaco en Australia, consiguiendo que el país fuera el primero en prohibir su publicidad.
Si quieres ser parte de Z.A.P. solo tienes que coger algo que pinte, redecorar tu valla publicitaria favorita y firmar Z.A.P. Et voilà!
Contra el fetichismo de la mercancía, el bisturí del spray!
